La dentición de leche, conocida en terminología profesional como dentición decidua, es el primer juego de dientes, de carácter temporal, que se desarrolla durante el periodo embrionario y se hace visible en la boca del niño durante la infancia. Tras su caída estos dientes son sustituidos por dientes permanentes, en el caso de incisivos, caninos y premolares; los molares, sin embargo, aparecen directamente como parte del juego de dientes definitivos.
En la dentición primaria hay 20 dientes en total: 8 incisivos, 4 caninos y 8 molares temporales. En realidad estos “molares” están denominados como tal de forma errónea, pues corresponden a los premolares 3 y 4, ya que durante la evolución hacia la dentición humana se han perdido el primer y segundo premolar.
La aparición de estos dientes de leche suele darse a partir de los seis meses y se prolonga aproximadamente hasta los 30 meses. Sin embargo, esto no es igual en todos los casos, pues hay bebés que ya presentan su primer diente a los tres meses y otros que no lo tendrán hasta el primer año. Así mismo, estos “dientes infantiles” comienzan a perderse a los 5 o 6 años de edad, sustituyéndose por los definitivos o segunda dentición.
El proceso de aparición de los primeros dientes es sintomático, levemente doloroso, por ello los bebés pueden presentar algunas de las siguientes molestias:
▪ Babeo más abundante de lo habitual, producido por la estimulación de saliva que produce la dentición.
▪ Irritabilidad inusual debido al dolor en las encías.
▪ Fiebre baja a causa de la inflamación.
▪ Disminución del apetito por el aumento de dolor que produce la succión.
▪ Dedos y puños en la boca con frecuencia, como consecuencia de un deseo irremediable de morder para presionar las encías.
Para aliviar estas molestias en el bebé pueden tomarse las siguientes medidas:
▪ El uso de mordedores: al morderlos el niño siente mucho alivio.
▪ Frotar la encía de nuestro hijo suavemente con un dedo, metido previamente en agua fría.
▪ Favorecer la toma de alimentos y líquidos fríos, que calman en cierta medida el malestar del bebé.
▪ Evitar el uso habitual de medicamentos analgésicos o antiinflamatorios.
▪ Tampoco es recomendable usar geles, cremas u otros productos para frotar en las encías, pues algunos de sus componentes pueden no ser seguros.
▪ Prestar acompañamiento y cariño a nuestro bebé: de este modo se sentirá confortado y menos propenso a sufrir con estas molestias.
La ADA (Asociación Dental Americana, en sus siglas en Inglés) recomienda que un dentista examine al niño en el plazo de seis meses desde que aparece su primer diente. Una visita al dentista a edad temprana sirve para revisar la correcta aparición de los dientes de leche, además de comprobar si presentan caries u otros problemas. Así mismo, el dentista puede enseñar a los niños cómo realizar una adecuada limpieza dental y evaluar los hábitos nocivos, como chuparse el pulgar.
Por último, repasamos las funciones de estos primeros dientes en los lactantes:
▪ Preparan los alimentos para su digestión y asimilación en la etapa de máximo crecimiento.
▪ Sirven de guía para la posterior aparición de la dentición permanente: preparan el espacio necesario para el juego de dientes definitivo.
▪ Estimulan mediante la masticación el crecimiento de los maxilares.
▪ Favorecen la fonación: los dientes anteriores intervienen en la generación de sonidos.